Sin dudas el fallecimiento de Mauro Viale sacudió al mundo del periodismo en Argentina, lamentablemente este referente de la comunicación se suma a una larga lista de trabajadores de los medios que perdieron su vida durante la pandemia. Mientras algunos trabajadores esenciales, y con múltiples reconocimientos, son cuidados, el periodismo parece estar un escalón por debajo a la hora las consideraciones.
Con mucha satisfacción se celebra el cuidado del personal de salud, que día a día arriesga su vida en la primera línea de combate, policías que cumplen un rol de cuidado en la calle y de acompañamiento de varias situaciones complicadas, docentes, que pasaron gran parte del año pasado en sus casas con clases virtuales y que ahora regresaron a las aulas; observar que son prioridad para los Estados en la vacunación, o que obtienen reconocimientos económicos, es para aplaudir, por ser trabajadores esenciales.
En dicho contexto, y con una lista cada vez más larga de trabajadores de prensa infectados, ya contagiados y recuperados, y algunos fallecidos por COVID-19, producto de no haber dejado nunca de trabajar, de acercar información, de cubrir actividades en hospitales, búsquedas activas, conferencias de prensa, etc, pareciera que nadie tiene en cuenta este rol, o que también se trata de trabajadores esenciales, con familias, y que necesitan estar protegidos.