Argentina con otros 16 fallecidos por COVID-19

Día a día, al igual que en el resto del mundo, nuestro país continúa sumando víctimas fatales por la pandemia de COVID-19. Hoy fueron 16 los fallecidos.

El informe del Ministerio de Salud arrojó esta nueva cifra, para un total de 3.612 muertes desde el comienzo de la enfermedad.

Ahora bien, se entiende la necesidad de poner en marcha las actividades económicas, es entendible la necesidad de reencontrarse con la familia y amigos, para muchos es imperioso abrir su negocio o reactivar su actividad privada porque, en algunos casos, hace 4 o 5 meses que están sin facturar. El panorama desde el punto de vista de la economía parece que será desolador en Argentina, un país que viene golpeado por la inflación, la pérdida de empleo y un altísimo porcentaje de personas asistidas socialmente y que muy posiblemente cueste reinsertar en la actividad.

Más allá de esta entendible situación, también hay que ver la otra parte de la situación, con un Estado (Nacional, Provincial o Local) que tiene la obligación de tomar las decisiones necesarias para asegurar la salud de la mayor parte de la población.

Al comparar los fríos números de contagios y fallecidos, muchas veces pareciera que no se entiende que de lo que se habla es de personas, de gente que se muere; escuchar los testimonios de quienes se enferman es realmente estremecedor, dolores insoportables, falta de aire, malestar permanente, extremos de necesitar oxígeno o ser entubado con todo lo que ello representa.

Una vez más repetimos, se entienden las dos posturas y no tomamos partido por ninguna de las dos, creo que una vez más hay mucha utilidad de esto de manera política y hoy más que nunca el pueblo argentino, y sobre todo pampeano, debe estar más unido que nunca para, entre todos, superar esta difícil situación.

Las medidas preventivas son claras y por el momento son las únicas para enfrentar a este virus que afectó a todo el mundo, mantener la distancia social, utilizar tapaboca-nariz-mentón, higienizarse las manos de manera permanente, no compartir el mate o los utensilios, como base del cuidado personal y familiar.