La Pampa y una historia de trabajo en vejez

En el salón Patagonia, de Santa Rosa, tuvo lugar un encuentro de capacitación sobre derecho a la vejez, organizado por el Ministerio de Desarrollo Social en conjunto con la senadora de la Nación, Norma Durango.

La apertura estuvo encabezada por la ministra de Desarrollo Social, Fernanda Alonso, acompañada por la senadora Norma Durango, el ministro de Salud, Mario Kohan, el subsecretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Juan Pablo Bonino, la directora de Adultos Mayores, Silvia González y la especialista, María Isolina Dabove.
Fernanda Alonso brindó la bienvenida a los equipos de trabajo y a los participantes. “Esto es posible porque nunca dejamos de trabajar con la senadora Norma Durango, alguien que aporta mucho a la gestión, a los derechos y se planta en un ámbito como es el Senado de la Nación y presenta once proyectos que están relacionados con la vejez. Pensamos desde hace mucho contar con una especialista de la trayectoria de Isolina (Dabove), que tiene mucho para compartir. No se van a arrepentir de escucharla y conocerla, porque abre el juego”.
En el mes de los derechos de las personas mayores, el mes de octubre, “no queríamos dejar de llevar adelante distintas acciones que nos hemos propuesto. Venimos sosteniendo en el tiempo la necesidad de capacitar a las personas que tienen a cargo el cuidado de las personas mayores en el ámbito de las residencias de corta y larga estadía, como así lo denomina nuestra nueva ley y la necesidad de que asumamos como sociedad civil un compromiso diferente con esta etapa de la vida”.

Capacitadora, Dabove
La jornada estuvo a cargo de María Isolina Dabove, quien manifestó que el objetivo fue poner énfasis en la temática de los prejuicios, “que están muy arraigados en relación a la vejez y cómo estos afectan los derechos de las personas mayores. Hay muchos prejuicios que implican asociar de manera acrítica, vejez con enfermedad, con pasividad, falta de deseo e incluso hasta con falta de erotismo, vejez con inutilidad, costo social, todo y más de lo que solemos vincular con esta etapa de la vida”.
Detalló que estos prejuicios se podrían contrarrestar “con educación, con el cambio del lenguaje, no hablar de abuelos ya que si no tienen nietos, no lo son. Son personas mayores, eso es un primer gran cambio. La otra es educar en una cultura de envejecimiento activo y saludable, a nivel de política pública – social. Y luego, en la incorporación de los derechos que hoy rigen en la Argentina y en América, gracias a la Convención Interamericana de Derechos Humanos de las personas mayores”, enfatizó.
Además indicó que “hacen falta legislaciones que hagan más visibles y operativos estos derechos adaptados a la cultura del medio y también un Poder Judicial que tenga jueces con una mirada gerontológica. Esto lleva tiempo pero creo que es el camino».
Existe una forma de desterrar el mito de la vejez, dijo Dabove, “resignificando la palabra viejo o vieja. Las palabras en sí mismas no son ni buenas ni malas, depende las maneras en que uno las utilice o nuestra forma de enfocar esta etapa de la vida”.
Para cerrar, manifestó que “una persona mayor sufre una discriminación múltiple, primero porque es vieja, después si es mujer, aumenta con ello las posibilidades de invisibilización y desprecio. Si le sumamos que esa persona pertenezca a una comunidad indígena, más se agrava. Más si agregamos el dato genérico de la pobreza que contribuye aún más a la discriminación. Es decir que de todos los sectores o grupos de población que sufren discriminación, la vejez es la peor”.