Boca empató 1 a 1 con Cruzeiro en Brasil y lo superó 3 a 1 en el global, de esta manera alcanza el pase a semifinales, donde se cruzará con Palmeiras, equipo con el que compartió Grupo en la primera fase del torneo.
Sassá puso en ventaja al local y sobre el final del encuentro, y un Cruzeiro con 10 jugadores por la expulsión de Dedé, Pavón marcó el empate final que selló la clasificación.
A la hora de analizar el encuentro una vez más el xeneize no mostró claridad en el juego, un equipo muy largo, con volantes y delanteros preocupados más en marcar que en generar juego, cedió la iniciativa al local, que no mostró muchas ideas a la hora de atacar a un conjunto de Boca bien cerrado en defensa.
Rossi no mostró seguridad en las pelotas aéreas, fallando en casi todos los centros cruzados que llegaban de Cruzeiro, una forma en la que atacó a lo largo de los 90 minutos, los centrales se mostraron firmes y controlaron a los delanteros, los laterales cumplieron y tanto Bufarini como Olaza jugaron, hasta ahora y con pocos encuentros, los mejores partidos con la camiseta de Boca, solo en defensa porque jamás pasaron al ataque.
Los volantes tuvieron un partido aceptable, con una destacada actuación de Nández, figura del partido, Pablo Pérez no pudo generar juego nunca y falló varios pases que, además, generaron contras.
Zárate parece tener un partido a parte cada vez que juega, discute y no se encuentra en Boca, es un gran jugador pero no puede conectar con sus compañeros. Villa fue el mejor a la hora de atacar y cumplió un papel muy importante en la vuelta, conteniendo a los laterales de Cruzeiro.
Pavón merece un párrafo aparte, desde que volvió del Mundial no es el mismo jugador, se reconoce su sacrificio y cumplir con una tarea defensiva importantísima, pero no pesa, como antes, a la hora de desbordar y tratar de encontrar a un 9, es que Boca hace tiempo no juega con un 9 de área, ya que la vuelta de Benedeto fue apresurada y Ábila regresó con unos minutos hoy luego del desgarro.