El 19 de mayo tienen lugar las elecciones de autoridades provinciales y municipales en la provincia de La Pampa. Es una de las primeras que se realizan durante 2019, año en que también se renovara parte del Poder Legislativo nacional, y el nuevo presidente/a de Argentina por los próximos cuatro años.
Las tensiones políticas que se viven a nivel nacional también repercuten en las provincias y ponen en juego la madurez y las estrategias de las dirigencias políticas en cada unos de los distritos electorales que se distribuyen a lo largo y a lo ancho del país.
La fuerte crisis socioeconómica y la política tarifaria del Gobierno nacional, sumado al casi nulo apoyo con recursos y obras que se destinan a La Pampa, abroquelo a las fuerzas opositoras a Cambiemos, que se unieron en el Frente Justicialista Pampeano, que tiene al peronismo provincial como columna vertebral y designó a la formula Ziliotto – Fernández para competir el 19 de mayo. También participan del mismo el Frente Renovador, de Sergio Massa, Patria Grande, Partido Humanista, Partido Comunista y movimientos sociales, entre otros.
La constitución del Frejupa es un claro mensaje a nivel nacional de que la unidad opositora es posible, además de necesaria. Todas las líneas internas del Justicialismo provincial acordaron la unidad, y como paso posterior, la conformación de un frente con un posicionamiento ideológico similar.
Asimismo este domingo se desarrollan internas en un número reducidos de localidades, destacándose Santa Rosa, General Acha, Toay, Eduardo Castex y Realico, en un proceso que, salvo algunas escaramuzas sin importancia, fueron transitadas con tranquilidad y respeto. Esta situación también demuestra que se puede someter la elección de un candidato a un procedimiento democrático (a nivel nacional, la PASO) y luego sobre un proyecto en común acordado con anterioridad, apostar todos al ganador de ese proceso electoral.
En cuanto a Cambiemos, en la interna no se define solo un candidato sino proyectos divergentes que surgen a la luz cada vez que Kroneberger o Mac Allister manifiestan su opinión. Es el resultado de una alianza por necesidad y no programática, que está siendo minada en todo el territorio nacional por el desacuerdo de cada vez más integrantes del centenario radicalismo de permanecer en alianza con el PRO.
Si el radicalismo le gana al PRO serán cientos de radicales los que se levanten en el país para exigir se recupere su historia y memoria de movimiento popular.
Por supuesto no les quita responsabilidad a sus dirigentes de ser socios del presidente y sus políticas económicas, pero representan un movimiento subterráneo de ruptura cada vez más fuerte.
Manifiestan una tendencia diametralmente opuesta a las de las fuerzas opositoras que están haciendo esfuerzos por la unidad para enfrentar este modelo neoliberal de Estado ausente.
Los ojos estarán puestos sobre nuestra provincia, quizá sea el primer mojón de un camino a seguir para la oposición.