Luego de la derrota de Juntos por el Cambio en las PASO, el presidente Mauricio Macri se reunió con su equipo de trabajo para elaborar un plan de trabajo y medidas de cara al final de su triste gestión. Hace instantes brindó una conferencia de prensa donde, como siempre, contestó lo que quiso y no hizo más que generar vergüenza ajena por el nivel de respuesta.
En principio, Macri culpó a la gente, si, al pueblo argentino de votar mal y no entender «el cambio» propuesto desde Cambiemos; seguidamente culpó al kirchnerismo por la actitud de los mercados de subir el precio del dólar, el riesgo país y que se derrumben las acciones argentinas en el mundo, si, culpó a otro partido por cosas que continúan ocurriendo durante su gobierno.
La verdad que poner calificativos a una persona no es correcto, menos aún si se trata de un presidente de la Nación, pero a Mauricio Macri no se lo puede menos que tratar de insensible, de incoherente, de caprichoso, de mentiroso, de incapaz de ocupar semejante cargo con tanta responsabilidad donde se pone en juego el destino de 40 millones de personas.
Cada día queda más claro que solo gobierna para un grupo de 20 empresas y para el FMI, a lo que se suma la actitud caprichosa e irresponsable de culpar todo el tiempo a otros por las políticas que él implementó.
Macri será recordado como un presidente que dijo que pedían que se lo juzgue al final de su mandato por la pobreza, a pedido de él, y preso de sus palabras, claramente, aunque falten unos meses para el final, fracasó.