Con un nuevo femicidio, esta vez sufrido por la joven Úrsula, quien fue asesinada por su ex pareja, un policía con antecedentes y varias denuncias, queda demostrada que la impunidad y la ausencia total de garantía de derechos en Argentina, lamentablemente, continúa siendo moneda corriente.
Un estudio psiquiátrico realizado al asesino Matías Martínez, quien en ese momento fue separado de la Fuerza, habló de reacciones a estrés grave, agudo o post-traumático y trastornos de adaptación.
Lo que más indigna son las reiteradas denuncias en la Policía y Fiscalía por parte de Úrsula y su familia por las constantes amenazas de una persona que claramente representa un peligro para la sociedad.
Lo cierto es que Martínez tenía dos causas, una, de 2017, por amenazar a punta de pistola a su ex pareja en Rojas. La segunda, de junio de 2020, por abusar a la sobrina de 13 años de su pareja posterior en la zona de 9 de Julio, a casi 200 kilómetros de Rojas, con dos pedidos de detención formalizados por el fiscal Sebastián Villalba, rechazados o irresueltos por la Justicia que, una vez más, mira y no ve, o peor aún mira para otro lado y no se hace responsable.