Un informe de la Organización Campaña Emblema de Prensa informó que 840 periodistas, de 68 países, perdieron su vida en el último año producto de la pandemia por COVID-19. Considerada como una actividad esencial, debido a la importancia de acercar información a la población, y con una exposición permanente, es un grupo que aún no fue incluido en el plan de vacunación.
Es habitual observar periodistas, fotógrafos, camarógrafos y demás trabajadores de prensa cubriendo conferencias de prensa, búsquedas activas, donde se acercan personas contagiadas y/o con síntomas, seguir la vacunación en los diversos centros de salud, además de la labor diaria cubriendo eventos y acercando testimonios importantes a la comunidad para informar respecto a medidas y decisiones.
De acuerdo al informe, son dos muertes por día, solo superado este lamentable dato estadístico por lo ocurrido durante la segunda guerra mundial; además, más de la mitad de esos trabajadores de prensa corresponden a Latinoamérica.
Si bien es cierto que el informe no especifica cuántos de esos trabajadores y trabajadoras se contagiaron en su función, la realidad demuestra que es una actividad de las consideradas esenciales, de las que nunca detuvo su actividad, aún en momentos de picos máximos de contagio se continuó con las coberturas para difundir las palabras de médicos/as, enfermeros/as, profesionales, autoridades gubernamentales, acercando testimonios valiosos a la hora de aprender a cuidarnos. Sin vacunas, sin reconocimiento económico, en muchos casos sin teletrabajo, los y las trabajadores y trabajadoras de prensa continuamos expuestos a muchos riesgos, pero con la convicción y el compromiso de seguir adelante, aportando un granito de arena en esta lucha.