El ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, dejó al descubierto uno de los grande problemas que vive nuestro país, una ayuda social que muchas veces se transforma en asistencialismo, que lleva décadas y que lejos está de sacar a las familias que lo reciben de la pobreza, mucho menos de otorgarles dignidad e independencia.
En diálogo con AM750, se refirió al planteo sobre un Ingreso Universal Básico, que en Argentina, y de acuerdo a quienes accedieron al Ingreso Familiar de Emergencia durante la pandemia, llegaría a unas 3 millones de personas, que podrían acceder a este ingreso fijo pero con la particularidad de que «quienes lo cobren tienen que capacitarse, trabajar o acceder a sus propias herramientas para sus emprendimientos«, según dijo el ministro.
Al hacer un análisis de un sector de la sociedad y justamente su realidad social, Arroyo informó: «Hay tres millones de personas que ya pudieron reinsertarse en la economía y otras tres millones que están camino a eso. Después, tenemos otros tres millones de personas que tienen muchos problemas, que se quedaron sin trabajo o perdieron horas que no pueden recuperar. También hay seis millones de cuentapropistas que están endeudados a una tasa de interés del 200 por ciento anual. Esa es la realidad social de hoy en Argentina”.
Sin dudas será un tema de amplio debate y en el que no se analizó, por ejemplo, la pérdida del poder adquisitivo de muchos asalariados, a partir de una inflación sin frenos y que mes a mes genera nuevos pobres e indigentes, y donde cada vez cuesta más cubrir la canasta básica.