Desde la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec) se alertó que el país sufre pérdidas por más de 400 millones de dólares debido al contrabando de granos a Bolivia y Paraguay.
Claro está que esa producción, al no ser declarada, evade impuestos y que sale de los campos en camiones pasados de kilos que generan muchas roturas en rutas y caminos, mantenidos por municipios o gobiernos provinciales y nacional.
Los altos precios que se pagan en estos países vecinos son una tentación para muchos productores, a ello se le suman los escasos o ineficientes controles que se aplican en zonas fronterizas. Claro está que el campo es un gran motor para la economía del país, pero la evasión e incumplimientos son delitos que deben ser castigados porque los recursos se generan en Argentina.