Las personas, como seres sociales, generan un sentimiento particular de necesidad de formar parte de grupos o comunidades. Ese «sentido de pertenencia» muchas veces produce querer suplir necesidades o simplemente aparentar algo que no es.
Renegando de esas propias carencias surgen quejas de la propia historia familiar o personal, creyendo -por el solo hecho de decirlo o de elegir algo diferente- que forman parte de otra clase social, o simplemente de ese sector al que quieren «pertenecer».
Muchas veces se toman como modelos de referencia algunos grupos humanos, los cuales influyen directamente en las características y percepción de nosotros mismos. En función de cuántos rasgos compartamos con los miembros de un determinado grupo más probable es que nos identifiquemos con el mismo, viendo a estas características como pruebas de formar parte de algo más grande.
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