Un vocero presidencial acorde a su jefe, un ridículo permanente y sin la menor idea de lo que representa estar al frente del Gobierno Nacional. Manuel Adorni superó el papelón de Javier Milei en la Fundación Libertad y esta mañana no solo se perdió en sus respuestas sino que le faltó el respeto a una familia que perdió un hijo de 24 años por no recibir los medicamentos para luchar contra un cáncer.
Consultado sobre la muerte de un joven de 24 años, que esperaba que el Estado le entregue los medicamentos para luchar contra su enfermedad (cáncer), el vocero presidencial, con una frialdad que asusta, dijo: «No tengo ningún mensaje para la familia». Claro está que la respuesta no resiste análisis alguno, habla claramente del pensamiento de la gente que dirige hoy los destinos de Argentina.
Otro hecho «confuso» de la conferencia habitual fue el intento de justificar a Mieli respecto a la fuga de capitales, defendiendo a quienes hacen ese tipo de maniobras debido a que el Estado (del cual forma parte) no hace más que confiscar esos recursos, curiosamente lo mismo que Nación hace con las provincias argentinas con la Coparticipación. O como podría pasar con la vuelta al cobro de Ganancias, que es un impuesto sobre el salario de los trabajadores y trabajadoras.