Las políticas nacionales pulverizan el salario y agosto llega con nuevos aumentos. Electricidad, gas y combustibles tendrán nuevamente subas importantes, generando una notable pérdida del poder adquisitivo de los asalariados.
El impacto en las tarifas de servicios (luz y gas) rondará el 4% y el de combustibles un 3%.
Claro está que los salarios corren de atrás todas las subas, con una canasta básica cada vez más inalcanzable, una clase media que prácticamente desaparece en Argentina y cada vez más personas bajo la línea de pobreza.
Quienes llegaron al Gobierno con promesas mágicas y expresándole a la gente lo que quería escuchar, una vez más mintieron, con nuevas recetas pero viejos conocidos que solo benefician a los sectores más acomodados y lejos de apostar a la producción y generación de empleo creen en la bicicleta financiera, blanqueos, fuga de divisas y endeudamiento, hechos trágicos para un país que lejos está de sostener índices que lo posicionen con buenas expectativas dentro de la región.
La realidad marca que en Argentina el consumo se derrumba, que las PyMEs cierran, que la producción se detiene y que mes a mes son miles las personas que pierden su trabajo. En tanto, continúa el asistencialismo y una notoria tendencia a favorecer a los sectores que más han ganado a lo largo de la historia.