El libre mercado propuesto por el Gobierno Nacional continúa ampliando la brecha entre lo que se paga un producto en el campo y lo que cuesta en un supermercado. Claramente el contexto no favorece ni a quien produce ni al consumidor, los únicos beneficiarios en esta situación son los intermediarios.
Los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,2 veces del campo (origen) a la góndola (destino) en agosto. Es decir, el consumidor pagó $3,2 por cada $1 que recibió el productor, según el Indicador de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
En promedio, la participación del productor explicó el 30,9% de los precios de venta final, un 13,4% menos con respecto al mes anterior. La mayor participación la tuvieron los productores de pollo (52%), mientras que la menor fue nuevamente para los de limón (6,5%).
Durante el mes de agosto 2024, fruto de la disminución del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de demanda de alrededor del 35%. Al ser, por lo general, productos perecederos, la situación forzó a distintos eslabones de la cadena de valor (mayoristas y minoristas) a resignar parte de la renta. Además, debe considerarse el incremento de costos tanto en insumos dolarizados, tasas municipales, como también en transporte, logística, arrendamientos, combustibles y salarios, por mencionar algunos.
Por otro lado, se está atravesando una incertidumbre -natural de la época del año-, donde algunas regiones ingresan con su producción al mercado, mientras otras están en retirada.
Por último, tras las fuertes heladas que habían mermado la oferta, este mes se incrementaron los niveles de producción y, como consecuencia, se observó una disminución en los precios de varios productos de la canasta IPOD, lo que explica el descenso en la participación del productor.