Javier Milei presentó un Presupuesto 2025 con índices negativos para la sociedad pero sin ajustes a la que en campaña denominó casta. Jubilados, Universidades, Obra Pública, Medicamentos, generación de empleo y cuidado de la industria nacional serán las medidas de ajuste, como ya ocurrió en 2024.
En cambio, la política seguirá de fiesta con aumentos millonarios en el Senado, los privilegios de una Cámara de Diputados que no está a la altura de las circunstancias y que no sostiene ideas siquiera por una semana, múltiples familiares, amigos o simples hacedores de campañas con sueldos millonarios en el Estado no sufren el ajuste, que sí sufre la gran mayoría de la sociedad.
Claramente la gente descree de la política y los políticos, que a lo largo de los últimos años demostraron atender más cuestiones personales, transformando un cargo en una pyme familiar, que la necesidad de un pueblo que sigue esperando soluciones.
Tras las palabras de Javier Milei consultoras dijeron que se trató de un «discurso economicista y fuertemente anclado en la promesa de poner en baja el déficit fiscal» para ordenar las cuentas públicas, en un contexto donde la inflación desciende. En cuanto al factor «sentimental» de sus declaraciones, predominó la negatividad.
Palabras cargadas de tecnicismos, difíciles de entender y donde lo que predomina es generar odio hacia la oposición mientras se profundiza una crisis que está fundiendo a la clase trabajadora.
En otro sentido, el presidente dejó en claro que no tendrá en cuenta la división de Poderes ya que -según adelantó- vetará todo lo que salga del Congreso y vaya en contra del déficit, es decir, peligran seriamente los salarios de jubilados y la financiación de las universidades, entre muchas otras cosas.