Por Federico Gómez
Sin dudas el blanqueo de capitales repatriará dólares a Argentina, la decisión del presidente Javier Mieli, que recorta y ajusta en quienes más necesitan, beneficia a un grupo de personas que tenían dólares sin declarar, lo que representa un grave delito.
Así, mientras sube tarifas por servicios, prepagas, alimentos, libera alquileres y el mercado por completo, devaluando salarios y sumergiendo en la pobreza a millones de argentinos y argentinas, permite que un selecto grupo de personas que fugaron capitales blanqueen esa situación sin sufrir consecuencias.
Esto beneficia, incluso, a personas que no pueden justificar de donde surgen esos fondos, por ejemplo el narcotráfico o actividades ilícitas, no pagando tributo hasta los USS 100.000 y tampoco si se exteriorizan más de USD 100.000 pero se deja el dinero depositado hasta fin de 2025 o se invierte en un menú de activos “elegibles”.
Una vez más, mientras la mayoría de la población la pasa mal con las políticas nacionales, un grupo selecto, con el apoyo -cada vez menor- de otro sector de la sociedad que creyó en un presidente que prometió terminar con la casta pero se transformó en más casta que los que estaban, sigue sacando beneficios a costa de una libertad mentirosa, ya que no hay tal libertad con tanta necesidad y pobreza.