Al paciente se le detectó el problema en un chequeo de rutina previo al viaje de egresados y la situación fue resuelta con rapidez y eficacia en el Hospital de Complejidad Creciente «René Favaloro».
«Un chequeo de rutina cambió mi vida»
El joven en cuestión se llama Tomás Gamboa, que dio los pormenores de la situación que le tocó atravesar: “Todo comenzó con un control médico para completar la planilla de mi viaje de egresados. Nada fuera de lo común, hasta que el médico, al escuchar mis latidos, notó algo extraño. Me recomendó ver a un cardiólogo y aunque en ese momento no imaginaba la magnitud del problema, seguí su recomendación”.
“Los estudios fueron reveladores: ecografías, tomografías, todo indicaba que mi válvula aórtica estaba deformada y que mi corazón, debido a ello, había aumentado de tamaño peligrosamente. Me explicaron que el tiempo era fundamental, que debía operarme cuanto antes para evitar daños irreversibles. Si postergaba el reemplazo valvular mi corazón no podría recuperar su forma normal. Me sugirieron contactar de inmediato con el Favaloro, en Santa Rosa, o alguna institución en Buenos Aires”, continuó.
En la continuidad de lo ocurrido, Tomás explicó que ahí comenzó otra batalla. “Mi papá se comunicó con nuestra obra social pero la respuesta que recibimos no era la que necesitábamos. La demora en la autorización ponía en riesgo mi salud, incluso mi vida. Fue entonces cuando el equipo de Cardiología del Favaloro tomó la decisión de realizar la intervención con el apoyo del Ministerio de Salud, ocupándose primero de mí y gestionando luego los trámites con la obra social para el reintegro del costo de la prótesis”.
“Entre nervios, pero con mucha esperanza, avancé hacia la cirugía. Los profesionales del Favaloro me explicaron todo con claridad, la urgencia del procedimiento, los riesgos de no actuar a tiempo. Me acompañaron en cada paso, brindándome tranquilidad y apoyo. Hoy, ya operado, puedo volver a mi pueblo. Me siento bien, aunque sé que debo cuidarme, sobre todo con el esfuerzo físico. Pero lo más importante es que este problema, que apareció de la nada, quedó atrás. Me siento profundamente agradecido con el equipo de trabajo del Favaloro, que me trató con tanto profesionalismo y humanidad, y con mi familia, que estuvo siempre a mi lado», concluyó Tomás.
Resolver todo cerca de casa
En tanto, Oscar Gamboa, padre Tomás, recordó que cuando dijeron que su hijo necesitaba una cirugía urgente y mencionaron Santa Rosa o Buenos Aires, “sentí que todos los miedos se habían metido en mi pecho y en mi cabeza». Y detalló las razones de su angustia: «para alguien como yo, que vive y trabaja en el campo como alambrador, la Capital Federal es un mundo desconocido, inmenso, un lugar en el que necesitaría que alguien me guiara de la mano para poder moverme. Pensé inmediatamente en Santa Rosa en la posibilidad de resolver todo acá, cerca de casa”.
“El cardiólogo que nos atendió nos aseguró que el Hospital Favaloro en Santa Rosa era la mejor opción. Su equipo médico, la tecnología de punta y la calidad del servicio estaban a la altura de los mejores centros especializados del país. Eso me dio tranquilidad, y sin dudarlo, vinimos para acá”, prosiguió.
“Desde el primer momento cada persona con la que nos cruzamos nos trató con una humanidad y un profesionalismo que jamás olvidaremos. Quiero destacar el esfuerzo de todos: las autoridades del Ministerio, que se preocuparon por el caso y nos ayudaron, el equipo del Favaloro, desde el doctor Mariano hasta cada uno de sus colaboradores, enfermeros y enfermeras, administrativos, hasta el personal de limpieza tuvo un papel fundamental para mí. En los momentos de mayor miedo, cuando sentía que el mundo se me venía abajo, encontraba consuelo charlando con ellos. Me escuchaban, me daban ánimo, me hacían sentir acompañado”, continuó su relato el padre del joven.
“Hoy, con mi hijo operado y su corazón en recuperación, volvemos a nuestro pueblo y a nuestra vida con una profunda gratitud. Nunca olvidaré el apoyo, la dedicación y el compromiso de cada persona que hizo posible esta intervención oportunamente. Desde el fondo de mi corazón, les estaré eternamente agradecido por haber cuidado la vida de mi hijo», concluyó Oscar.