Nuestro país, al igual que el mundo, vive horas días de gran incertidumbre y continua adaptación, a la pandemia, aislamiento, crisis económica, ahora se suma la liberación de detenidos de los distintos penales. «Llevame, igual mañana me voy de nuevo», le dijo el miércoles un hombre de 33 años que el martes había salido de un Penal al ser detenido por la policía luego de cometer un robo en una heladería.
Indignación es poco, soluciones mágicas no hay, lo que existen son leyes pero claramente no se cumplen, o al menos no se cumplen para gran parte de la sociedad. Reformas urgentes deben ser tratadas por el Poder Legislativo y «alguien» debe controlar más la actitud de los jueces, no solo por este hecho en sí sino por varias actitudes que en los últimos tiempos han marcado la historia de la Justicia Argentina.
En las últimas horas se conocieron varios hechos puntuales, preferimos no ahondar en ninguno pero si abordar el problema en general, Argentina no está preparada para la liberación de detenidos y claramente el sistema carcelario es obsoleto, lejos está de la rehabilitación de las personas que allí deben cumplir sus penas.