El Gobierno de Javier Milei posicionó a la Argentina en el primer lugar en relación a los precios que pagan los contribuyentes en servicios de energía eléctrica, gas, agua y transporte.
Quien en campaña prometió no meterse con la clase trabajadora y/o quienes más necesitan una ayuda para salir adelante no deja de beneficiar al sector más poderoso del país y hunde en la pobreza a millones de argentinos y argentinas.
Un claro ejemplo de ello es que en poco más de 4 meses de gestión, producto de una brutal devaluación en diciembre y políticas públicas de aumento de precios y quita de subsidios para ayudar a la sociedad, posicionó a Argentina como el país con los impuestos más caros, a la hora de hacer frente a boletas de luz, gas, agua y también pagar un transporte público.
El país antes se encontraba en puestos intermedios en esa medición sobre cuánto destina una familia de su presupuesto para pagar servicios esenciales. Sin embargo, la drástica reducción de subsidios y la suba de tarifas que ordenó la actual administración modificaron radicalmente el escenario. Ahora Argentina es el país más caro, por arriba de Chile y de Brasil, que antes lo superaban con buena distancia, y a la altura de Uruguay.